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Alergias y medioambiente
Con una incidencia de aproximadamente 20% en países desarrollados1,2.
Aunque esta patología se puede presentar a cualquier edad, la incidencia alcanza su punto máximo en la infancia:
80% de los pacientes presentan casos antes de los 6 años de edad2
La dermatitis alérgica/atópica, como bien se ha comprobado, es una patología de diagnóstico clínico que cuenta con algunos índices evaluativos, como el Índice Dermatológico de Calidad de Vida de los Infantes (DLQI) y las Medidas de Calidad de Vida (QoL)3,4 que estudian y analizan aspectos como la pérdida de sueño o interrupción constante del mismo, la baja autoestima y el pobre desempeño escolar, que afectan la calidad de vida de los pacientes que la padecen.
Cabe anotar que las medidas de calidad de vida no siempre reflejan de manera consistente las medidas objetivas analizadas por los investigadores de la misma manera que lo hacen otros índices. Por lo tanto se necesitan más estudios para aclarar qué índices son más apropiados para medir la calidad de vida en estos individuos, ya que los índices actuales necesitan una mejor validación4,5.
Sobre la base de las Medidas de Calidad de Vida (QoL), la DA se encuentra en segundo lugar después de la parálisis cerebral en el grupo de enfermedades crónicas de la infancia5.
La patogénesis de esta condición involucra varios factores entre los que se incluyen: la susceptibilidad genética, los defectos en la función de la barrera cutánea en el sistema inmune y factores ambientales, que resultan en la activación de varias vías inflamatorias6.
Desde el punto de vista genético, la predeterminación o susceptibilidad a la cual se asocia la DA es la alteración o defecto de la filagrina (FLG), una proteína que hace parte de la epidermis, esta genera a su vez una alteración de la barrera cutánea, que produce un aumento en la pérdida de agua transepidermal (TWEL), lo cual explica la resequedad y xerosis característica de la piel de estos pacientes; al mismo tiempo, este defecto concede mayor facilidad de penetración de alérgenos e irritantes y la alteración del microbioma de la piel, dando lugar a la aparición de infecciones7.
Desde el punto de vista inmunológico, el defecto de la barrera de la piel resulta en aumento de Linfocitos Th2 inflamatorios con aumento de citoquinas porinflamatorias y empeoramiento subsecuente de la inflamación8.
Se considera sin embargo, que esta alteración genética no siempre es un prerrequisito para tener DA y que existen otros caminos que llevan a ella, como la alteración del microbioma cutáneo o los factores ambientales, siendo el daño mécanico el factor ambiental más importante, incluido el rascado repetitivo, el uso de detergentes y la liberación de proteasas exógenas9. Estas juegan un rol importante en la aparición o perpetuación de esta condición, sin embargo aún continúan en estudio.
La alteración de la integridad de la barrera de la piel juega un papel fundamental. Siendo la piel el órgano más grande de nuestro cuerpo y una interfase entre nuestro organismo y el exterior, mantener su integridad es clave para proteger la piel del bebé de la deshidratación y de los retos ambientales.
La barrera cutánea o microbioma de la piel está localizada en el área más superficial de la epidermis denominada estrato córneo. Sus componentes (queratinocitos y moléculas de la proteína filagrina) son los encargados de conferir un factor de humectación natural y un pH adecuado que la mantiene íntegra.
El pH normal de la piel de los bebés se encuentra entre 4,2 y 5,6, esta tendencia a la acidificación generada en el estrato córneo debe mantenerse para garantizar la protección contra patógenos, asegurando además la integridad y estructura del microbioma de la piel. La exposición a agentes alcalinos provenientes de algunos productos, podrían alterar el pH natural de la piel2,9.
Un microbioma cutáneo saludable engloba una diversidad de microorganismos (bacterias, virus, hongos y células eucariotas), topográficamente diversos y clasificados en 4 especies: Actinobacteria – Firmicutes - Proteobacteria - Bacteroides que conviven armónicamente en este microambiente10.
Las funciones del microbioma cutáneo tienen una relación bidereccional con la barrera cutánea y el sistema inmune. Los pacientes con dermatitis atópica tienen disbiosis del microbioma de piel, su alteración se relaciona con mayor colonización por E.aureus que empeora su disfunción y aumenta las posibilidades de infecciones11,12. Estudios de cultivos de piel han demostrado la asociación entre la presencia aumentada del Estafilococo aureus y la severidad de la dermatitis atópica13,14.
En cuanto a las medidas preventivas para cuidar la barrera cutánea, sigue siendo un área de gran investigación; se proponen filtros de agua (para aguas altas en minerales) para familias con recién nacidos y que tengan alto riesgo de padecer dermatitis, para así prevenir el desarrollo de la enfermedad8. El agua sin filtrar contiene un alto contenido de minerales, principalmente iones de calcio y magnesio, y altas concentraciones de estos elementos son irritantes para la piel y puede agravar la DA15.
También se considera que la utilización de emolientes para mejorar una barrera cutánea alterada desde el nacimiento podría prevenir o retardar el inicio de esta enfermedad. Un estudio piloto y dos estudios aleatorizados controlados demostraron que la terapia de aplicación diaria de emolientes en todo el cuerpo desde el primer día de vida reducía la incidencia acumulativa de dermatitis atópica en un 30-50% en el primer año de vida, en niños con alto riesgo de padecerla16,17.
El exposoma, es decir, la suma de las influencias ambientales que incluye todas aquellas exposiciones a las que un individuo ha estado expuesto a lo largo de su vida desde la concepción, hasta su muerte18, puede estar asociado a la dermatitis atópica.
Algunos factores externos relacionados con la industrialización y el estilo de vida, es decir, vivir en una zona urbana, en regiones con baja exposición a la luz ultravioleta o condiciones climáticas secas, una dieta con consumo elevado de azúcares y ácidos grasos poliinsaturados, o una familia con pocos integrantes, pueden estar asociados a la dermatitis atópica. En algunos estudios se ha observado que familias con más hijos suele actuar como protector contra la DA: más exposición a otras personas y floras al parecer ejerce un efecto protector en la barrera natural de la piel y esta se torna más resistente19.
También una exposición repetida a antibióticos orales antes de los cinco años de vida y un nivel educativo elevado pueden relacionarse con la dermatitis atópica. Este último factor se relaciona dado al estilo de vida y otros factores culturales que pueden afectar el cuidado de la piel. Es decir, entre mayor nivel educativo, más limpieza, más uso de detergentes y menos exposición a animales y ambientes rurales los cuales de cierto modo ayudan a proteger contra el desarrollo de DA y enfermedades alérgicas debido a la exposición temprana de patógenos que refuerzan el sistema inmunitario15.
Se han estudiado otros factores como la exposición a tabaco durante el embarazo, las vacunas de rutina en la infancia, infecciones virales o bacterianas, polución del aire, ambientes rurales y mascotas domésticas de pelo largo, que podrían influir en la tendencia a desarrollarla, sin embargo, los estudios no son concluyentes1,20.
Implicaciones de la dermatitis en el sano desarrollo
Los niños con DA experimentan mayor ausencia escolar que sus pares. Cuando las áreas afectadas son el rostro o la zona genital, las medidas de calidad de vida (QoL) se afectan sustancialmente21.
Los signos y síntomas típicos de esta patología son el prurito marcado, la piel seca y los parches de escoriaciones por rascado, que pueden afectar cualquier parte del cuerpo y que mantienen una distribución y morfología que se asocia con la edad del paciente. Estas lesiones aumentan la morbilidad al exponer la piel a infecciones por bacterias como el Estafilococo aureus y por virus como el herpes simple22,23.
Varios estudios demuestran también una asociación entre niños con DA y mayor prevalencia de enfermedades extracutáneas, como infecciones del tracto respiratorio superior e inferior, como el asma; en muchos casos, la aparición de sibilancias coincide con la aparición de la DA o aparecen posteriormente, progresando a la denominada marcha atópica24.
Los niños y adolescentes con DA tienen mayor posibilidad de desarrollar trastorno de déficit de atención e hiperactividad, posiblemente debido a las alteraciones del sueño. Además, la prevalencia de depresión, ansiedad, desordenes de conducta y autismo, aumentan especialmente en niños con DA severa25,26.
El prurito, la deprivación o interrupción del sueño, la incomodidad y vergüenza social debido a las lesiones en la piel, tiene efectos psicológicos importantes.
Además, en un estudio realizado en 2008, se demostró que la dermatitis atópica (DA) representa una carga económica importante para los pacientes y para la sociedad, generando costos anuales que excedían los 800.000 millones de libras en el Reino Unido (incluyendo costos directos e indirectos ajustados a la inflación) y aproximadamente US$5 billones en los Estados Unidos, y aunque la información en este aspecto es poca, Filanoivsky et al en su artículo sobre el impacto emocional y financiero de la DA (2016), explica que el costo promedio personal mensual de la DA en niños con edades entre los seis meses hasta los doce años, es de US$27427, 28, 29.
Manejo y tratamientos de la dermatitis atópica
Como profesional de la salud es clave reconcer los signos rápidamente y evitar el avance de la condición de dermatitis atópica. En este sentido, su rol como médico de apoyo para los pacientes es fundamental, pues se requiere empoderar a sus familiares, para tomar las mejores medidas para el cuidado de la piel y mantener la calidad de vida del paciente lo mejor posible.
El tratamiento debe desarrollarse con un acercamiento multifacético para restaurar la barrera cutánea y su microbioma, para disminuir o inhibir la inflamación de la piel y aliviar el síntoma cardinal que es el prurito, en este sentido, el tratamiento básico consiste en la humectación30.
Los humectantes tienen como propósito mantener la integridad y la apariencia de la piel y están hechos de diferentes compuestos con el fin de lograr un efecto emoliente, hidratante y oclusivo.
Está demostrado que el efecto protector que los emolientes confieren a la piel, al tener efecto directo sobre la membrana cutánea, es mantener la piel sana y generar una disminución en la pérdida de agua trasnepitelial (TWEL) y una disminución en la susceptibilidad a irritantes12. Por consiguiente, los hidratantes y emolientes siguen siendo el pilar del tratamiento de la dermatitis atópica, aplicados concomitantemente con otros tratamientos médicos.
Las terapias antiinflamatorias con corticoides son parte del manejo principal, junto con los humectantes y emolientes y su uso sigue siendo recomendado para disminuir la inflamación crónica y aguda de la piel, así como lo están los inhibidores de la calcineurina que se encargan de inhibir la activación de varias células efectoras del sistema inmune involucradas en la DA. Los antibacterianos y antisépticos hacen también parte del tratamiento de la DA, debido a la predisposición que tienen estos pacientes de desarrollar infecciones, ocasionadas por la alteración de la barrera cutánea y el microbioma. Estudios indican que el uso de antibiótico intranasal y los baños con lavandina también pueden contribuir a disminuir la severidad de la enfermedad en pacientes con DA moderada a severa31.
Por último, la fototerapia, los biológicos y otras estrategias terapéuticas que se enfocan en reducir la inflamación, bloquear el prurito y mediar la respuesta inmunológica de los linfocitos T-ayudadores (helper), se siguen estudiando y utilizando con resultados variables.
Dado que la DA es una enfermedad inflamatoria crónica, se han desarrollado otras estrategias focalizadas hacia la evitación de alérgenos. También se han propuesto suplementación con vitamina D con resultados inconclusos y con prebióticos y probióticos basados en la premisa de que niños con una microbiota intestinal alterada tienen mas tendencia a padecer dermatitis atópica2. Varios metaanálisis han demostrado los beneficios en cuanto a la reducción del riesgo de padecer DA con el uso de probióticos durante el tercer trimestre del embarazo, durante la lactancia y en los primeros años de vida8. Se requieren más investigaciones y estudios al respecto.
La conceptualización del exposoma de la microbioma y la alta incidencia de la DA y sus varias implicaciones en los aspectos epidemiológicos, inmunológicos y celulares, seguirá proveyendo nuevas investigaciones y estudios para dilucidar su etiopatogenia y seguir encontrando nuevos tratamientos, con los que usted como profesional de la salud, podrá seguir promoviendo la educación y apoyo en este proceso con sus pacientes a fin de lograr un desarrollo sano y feliz.
Las investigaciones desarrolladas desde JOHNSON'S®, nos han permitido crear líneas de baños líquidos y cremas totalmente libre de parabenos, ftalatos, sulfatos, colorantes e hipoalergénicos, para un mejor cuidado de la piel del bebé. Justamente por la importancia del microbioma en la salud de la piel, JOHNSON'S® también ha desarrollado investigaciones para comprender mejor las características del microbioma de la piel del bebé32 y saber cómo cuidar de la misma.
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Alergias por ingredientes inadecuados del producto
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Alergias por ingredientes inadecuados del producto
Los ftalatos son un grupo de químicos sintéticos con un amplio espectro industrial y comercial, utilizados como plastificantes, humectantes, emolientes y para potenciar la penetración en piel de otras sustancias. Están presentes en productos de cuidado personal, envolturas de comida, juguetes, cosméticos, frascos/contenedores plásticos y en agentes emulsificantes1. Existen varios estudios donde se analizan sus posibles efectos secundarios, dentro de los cuales se les considera disruptores endocrinos ya que se sospecha interfieren con el desarrollo del sistema reproductivo por medio de la desregulación de la síntesis de esteroide y la actividad estrogénica, androgénica o anti androgénica2,3. Se han reportado además niveles urinarios elevados de metabolitos de los ftalatos posterior al uso de algunos shampoos y lociones.4
Estamos expuestos a los ftalatos por diferentes vías como la vía inhalada, la vía oral y a través de la piel y se considera que además de ser disruptores endocrinos pueden también generar alteraciones reproductivas, alteraciones del desarrollo y alteraciones alérgicas.1
En niños se han llevado a cabo estudios donde se encuentra una potencial asociación entre la exposición a ftalatos que conlleva a generar una dermatitis alérgica en diferentes etapas de la vida, entre los 2 y 5 años, concluyendo que la exposición temprana a ftalatos puede aumentar el riesgo de sensibilización alérgica y alteraciones atópicas (asma y eczema).5
Por otro lado, los parabenos son más utilizados en la industria farmacéutica y alimentaria como preservativos y antimicrobianos de amplio espectro, para prevenir la proliferación de bacterias y hongos que pueden dañar estos productos. En algunos estudios se asocian a cáncer de mama ya que al parecer también tienen actividad estrogénica.1
Ambos compuestos tienen un tiempo de vida media corto y sus metabolitos son rápidamente hallados en la orina. También se han encontrado acumulados en leche materna, en el tejido mamario y en el plasma. Los estudios que buscan una asociación entre enfermedades alérgicas de la piel y la exposición a ftalatos encuentran que en la orina de niños con dermatitis atópica (DA) los niveles de algunos metabolitos de ftalatos son mayores que en quienes no tienen DA6,7,8. Se genera entonces controversia sobre la relación que existe entre la exposición a estas sustancias y la integridad de la barrera cutánea, y se plantea que los niños con DA al tener una permeabilidad aumentada a través de su piel, tienen mayor posibilidad de sensibilizarse incluso a partir de productos para el cuidado de la piel que pueden ser una fuente importante de exposición a ftalatos. Es decir, la aplicación constante de emolientes para hidratar y mantener mejor la barrera cutánea podría estar generando una mayor absorción de químicos y preservantes que podría empeorar la reacción inflamatoria alérgica de la piel.9
Sabemos que la aplicación diaria de emolientes en la piel de los bebés y niños ha sido el manejo primario de la dermatitis alérgica junto con el uso de algunos fármacos tópicos; sin embargo, al observar niveles aumentados de metabolitos de ftalatos y parabenos en orina de niños que se aplicaron el día anterior lociones, shampoos y polvos surge la duda de si estos productos podrían empeorar su condición alérgica.4,9
Estos hallazgos fueron más marcados en niños menores de 8 meses y empeoraban si se aplicaban varios productos al mismo tiempo. Por consiguiente, las observaciones de que el uso frecuente de emolientes para el manejo del prurito, la resequedad y la inflamación de pacientes con DA aumenta la exposición a ftalatos y parabenos sugiere que estas sustancias o empeoran la alteración de la barrera cutánea o que la misma barrera cutánea alterada permite mayor absorción de estas sustancias, empeorando de una u otra manera su condición alérgica e inflamatoria en piel con mayor riesgo de empeorar la sensibilización alérgica.8,10
Es necesario que la formulación e indicación de emolientes para el cuidado de la piel de los bebés y niños deje de ser una fuente de contaminación con ftalatos y parabenos tanto en sus ingredientes como en los materiales de sus envases. Si bien aún se requieren más estudios que demuestren los efectos adversos de estas y otras sustancias en los productos de uso personal y cuidado de la piel, contamos ya con estudios que indican sus efectos nocivos.
Finalmente, debemos evaluar el contenido de sustancias posiblemente nocivas para la piel de los bebés y niños en aquellos productos indicados clínicamente para uso tópico diario, y con especial atención a los bebés más pequeños e inmaduros y niños con tendencia alérgica y alteración de su barrera cutánea.
Por esta razón, expertos recomiendan que al escoger el agente para la limpieza de la piel del bebé, este tenga un pH muy próximo al de su piel y con cantidades mínimas de conservadores, libres de sulfatos, parabenos, ftalatos y colorantes. Tal como es el caso del Baño Líquido JOHNSON'S® de la Cabeza a los Pies; que ayuda a limpiar segura y efectivamente la delicada piel del bebé, removiendo hasta el 99.9% de las bacterias* de la cabeza a los pies.
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*Sin acción terapéutica. Estudio realizado con la bacteria Escherichia coli, comúnmente encontrada en la piel y que puede causar enfermedades.
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Reacciones cutáneas en el paciente pediátrico
La piel de los niños tiene una serie de características que la diferencian de la del adulto, tanto desde un punto de vista cualitativo como en lo que respecta a su conformación estructural 1 – 4 (Tabla 1 y Figura 1 [3]).
En ese sentido, para los seres humanos el rol principal de la piel es proveer una barrera que prevenga eventos como la infección, la pérdida de agua del cuerpo y la penetración de elementos irritantes y/o de alérgenos3,5, pero la barrera epidérmica en los niños está menos desarrollada que en los adultos3, 4, 6.
Se ha llamado la atención sobre la necesidad de aumentar el reconocimiento sobre el papel de barrera de la piel tanto en el sentido físico como inmunológico, así como la vulnerabilidad en las etapas tempranas de la vida en función de su inmadurez3. Elementos como la integridad de la piel y el balance de su pH son cruciales para lograr las funciones de barrera de la piel de forma exitosa5.
TABLE 1
Differences in infant and Adult Epidermal Structure1,3,2
Figure 1
Infant epidermal structure
Como muchas otras estructuras del organismo humano, la piel también refleja un proceso de maduración desde el nacimiento hasta alcanzar una composición histológica más definitiva, que se va a mantener relativamente estable a lo largo de los años hasta la adultez4,6.
Si bien el estrato córneo (SC) ya está presente al momento del nacimiento, es delgado y luego como parte de las adaptaciones al medio extrauterino, con el paso de los meses a lo largo de la infancia va ganando espesor, cambia su capacidad de hidratación y de acidificación3.
En los niños el SC y la epidermis suprapapilar son en promedio 30% y 20% más delgados, respectivamente. Igualmente, comparada con la piel de los adultos, sus corneocitos y sus queratinocitos son más pequeños4.
En función de esta inmadurez, se considera de fundamental importancia prestar mucha atención a la implementación de rutinas adecuadas del cuidado de la piel como factor preventivo para los problemas dermatológicos de la infancia5,6. Una limitante reconocida en este campo es la escasez de evidencia robusta en lo que respecta a publicaciones relacionadas con el cuidado de la piel del paciente pediátrico5.
La función de barrera de la piel y el estatus de su hidratación se consideran factores interdependientes. Este último está altamente influenciado por la organización y la composición de la matrix intercelular de lípidos, así como por los factores hidratación naturales o endógenos (compuestos por elementos higroscópicos contenidos exclusivamente en el estrato córneo) y por la longitud del camino de permeación a través de este estrato córneo.
En la otra dirección el contenido hídrico de la piel influye sobre la función de barrera de ésta al regular la actividad de enzimas hidrolíticas involucradas en la maduración del estrato córneo y la descamación de los corneocitos4. Otros factores que determinan la homeostasis de la barrera de la piel y la integridad del estrato córneo son el pH cutáneo y la concentración de calcio4.
Por otro lado, factores externos que influyen sobre los elementos mencionados (particularmente por acción de aceleración o ralentización en el recambio / descamación de corneocitos) son los cambios en el pH dérmico local y desde el punto de vista ambiental la humedad y temperatura4.
Dado que la humedad de la piel es un factor que interviene en la transferencia de elementos potencialmente tóxicos7, es importante tener en cuenta las diferencias en este aspecto entre la piel de los adultos y la de los niños. Bajo condiciones fisiológicas, la piel de los niños está mejor hidratada que las de los adultos4. Estudios espectroscópicos confocales de tipo Raman realizados in vivo han mostrado que los bebés y niños pequeños (hasta los 33 meses) en efecto tienen un mayor contenido de agua en todo el estrato córneo de la piel (SC) en comparación con los adultos3.
Esto se observa aún a pesar de que los niños tienen una menor concentración de factores humectantes naturales. Características de la piel del niño, como su capacitancia, la pérdida y absorción transepidérmica de agua han mostrado valores consistentemente más altos a lo largo del primer año de vida, al comparar a los bebés con niños mayores (hasta 4 años de edad) y en particular al compararlo con los adultos3. Ocurre igual con la absorción percutánea de elementos como los productos de higiene y protección corporal que es mayor en los niños que en los adultos3,4.
Las manifestaciones exantemáticas en pediatría pueden ser de diversos y tipos, así como tener etiologías variadas. Más allá de los factores etiopatogénicos de tipo microbiológico (es decir los exantemas de origen viral y bacteriano) que son las causas más comunes de exantemas en la infancia8, también los puede haber derivados de factores de tipo exposicional5. En la dermatitis de contacto, por ejemplo, el paciente presenta la reacción cutánea puntualmente frente a elementos de origen externo, mientras que en el eczema atópico o dermatitis atópica (AD) los factores externos (como jabones o detergentes fuertes) estarán interaccionando con otros elementos de tipo intrínseco (variantes en genes relacionados)5. Es así como numerosos productos de consumo masivo (incluyendo los relacionados con hábitos de higiene diaria) han sido identificados como elementos relevantes para el desarrollo de dermatitis de contacto7 en individuos susceptibles.
De acuerdo con el tiempo de exposición dérmica que generan, los productos de aseo corporal se pueden subdividir en aquellos que son para dejar aplicados (cremas o lociones, por ejemplo) y aquellos que son para lavar luego de ser aplicados (por ejemplo, baños líquidos, enjuagues o champú), que involucran tiempo mucho más reducido de exposición a sus componentes. Los productos con los niveles de exposición dérmica más altos son los de dejar aplicados, con un promedio de 8 g/d–1 para las cremas y lociones corporales7.
Manifestaciones clínicas como la dermatitis de contacto alérgica sistémica evidencian el paso de alérgenos (por ejemplo elementos químicos contenidos en productos de higiene) al torrente sanguíneo desde la piel y/o las mucosas (por ingestión o inhalación) con posterior sensibilización entre otras de linfocitos T de memoria a nivel cutáneo, generando una reacción de tipo eccematoso7. Aunque los mecanismos que median los efectos sistémicos tras la absorción dérmica no han sido todavía comprendidos del todo para la mayoría de los productos químicos7, incluyendo los contenidos en los productos de cuidado e higiene9, los últimos años han mostrado interesantes avances en ese aspecto. Recientemente se llevó a cabo una investigación en la que se logró determinar cómo diversos componentes químicos comúnmente hallados en muchos productos de cuidado personal tienen la posibilidad de gatillar de forma directa una reacción en las células T, mediada en este caso por la proteína CD1a (expresada en células del sistema inmune del estrato córneo de la piel)9.
Un mecanismo ampliamente reconocido que media las reacciones alérgicas es el reconocimiento de fracciones peptídicas o de proteínas por parte de los LT. Sin embargo, un hallazgo muy significativo de esta investigación fue que los LT pueden ser activados no solamente a partir de este tipo de moléculas más complejas, sino también a partir de otras que anteriormente se han considerado muy pequeñas y/o carentes de los grupos químicos necesarios para inducir alergias, retando así el paradigma existente9.
Por ejemplo, se evidenció a través de cristalografía de rayos X como el farnesol, un compuesto usado con frecuencia como fragancia en los productos de cuidado personal, penetra profundamente hundiéndose en el interior de CD1a cuya estructura es similar a la de túnel. Este proceso involucra el desplazamiento de las moléculas de lípidos más grandes que generalmente se encuentran a ese nivel. Cuando se encuentran en su disposición normal, estos lípidos sobresalen en la superficie de la proteína CD1a. Los autores mencionan que estos hallazgos explicarían cómo químicos comunes en los productos de cuidado personal pueden activar directamente a los LT9.
Otra de las sustancias químicas contenidas en productos de cuidado personal, capaces de inducir una reacción inmunológica fue el bálsamo de Perú, usado en cosméticos y crema de dientes. Análisis más detallados durante la investigación revelaron que elementos químicos como el Benzil benzoato y el Benzil cinnamato, contenidos en este aceite vegetal fueron los responsables de estimular a los LT9.
Los productos de limpieza de la piel del bebé de buena calidad han sido específicamente formulados para contener elementos surfactantes no iónicos y anfóteros que se conglomeran formando micelas más grandes. Este sistema tensioactivo de micelas grandes resulta en productos de limpieza para el bebé más suaves ya que las micelas más grandes tienen menos probabilidades de penetrar en la piel y de inducir disrupciones en la función de barrera protectora de la piel6.
En función de las características mencionadas y teniendo en cuenta que una piel excesivamente seca puede y suele conducir a disrupción de la barrera cutánea (e incluso a infecciones), uno de los objetivos primordiales de la loción humectante para bebé es conservar, proteger y mejorar esta función de barrera en la piel del bebé. Al suministrar agua y lípidos al estrato córneo mediante su acción emoliente, crea una barrera protectora en la piel del bebé que busca limitar la pérdida de agua desde la misma. De hecho, ya desde hace algunos años se ha recomendado dentro de las rutina de limpieza de los niños la aplicación de emolientes para mejorar y mantener la barrera de la piel2,4,10.
Adicionalmente, en la actualidad ya se han publicado estudios clínicos que avalan la superioridad de la asociación de productos de limpieza en comparación con el agua sola (en ese caso enjuague líquido suave para bebés + loción vs. agua + loción vs. solo agua) en términos del estado de la piel de lactantes menores (0 a 6 meses)6.
Los productos de cuidado del bebé humectantes son agentes de uso local con capacidad hidratante que incrementan el contenido hídrico del SC, generando una piel que se siente y se ve más suave. Los ingredientes clave en este tipo de producto son:
Emulsificantes: son ingredientes de distintos orígenes que ayudan a crear una capa protectora que disminuye la tasa a la que la piel pierde agua, además de propiciar el medio tensoactivo que mantiene estable a la emulsión, brindándole sus principales propiedades sensoriales. Por ejemplo: Isopropil Pamitato, Alcohol Cetílico, Cetilfosfato de Potasio, etc.
Hidratantes: son compuestos higroscópicos que penetran en la piel y se rodean de agua, incrementando la concentración de humedad en ella. Ejemplos: Glicerina, Ácido Hialurónico, Xilitol, Fructooligosacáridos, etc.
Oclusivos: son ingredientes hidrofóbicos que crean una barrera impermeable sobre la piel permitiendo el tráfico indeseado de humedad fuera de esta, aumentando su concentración. Por ejemplo: Petrolato, Parafinal Líquida, Dimeticona, etc.
Relipidizante: con lípidos u otras sustancias hidrófobas con propiedades físicas similares a los componentes naturales del lípido intercelular del estrato córneo y que, por tanto, pueden complementar o reponer la barrera natural: Ceramidas, Colesterol, Glicéridos, Cera de Abejas, Aceites de origen Vegetal, etc.
Como se mencionó antes, otra de las patologías caracterizadas por lesiones exantemáticas de origen no microbiológico es la AD. En la AD, a diferencia de la dermatitis irritativa o la de contacto, si bien su causa exacta no ha sido enteramente dilucidada, el principal mecanismo es la combinación entre 1). factores intrínsecos del paciente y 2). alteraciones en la función epidérmica de barrera. En el caso de lo primero se ha demostrado inflamación cutánea con infiltración de LT en la dermis, principalmente del subtipo Th2, cuya sobre activación es un elemento protagonista en los procesos alérgicos.
Por otro lado, lo segundo puede ser atribuido en parte a susceptibilidad de origen genético, por mutaciones en el gen de la filagrina (FLG)11 y además se ha postulado que la piel eccematosa presenta disminución en su contenido de lípidos y, por lo tanto, tiene una capacidad limitada para la retención de agua12. Todas estas alteraciones cualitativas y cuantitativas conducen a una marcada deshidratación de la piel, manifiesta desde el punto de vista clínico con síntomas como prurito y rascado, lo que a su vez se evidencia en el examen físico con las lesiones cutáneas características de la AD12. La piel bien hidratada desprende los corneocitos de forma individual, mientras que la piel con tendencia a la sequedad y con las alteraciones de la descamación asociadas desprende escamas compuestas por cúmulos de corneocitos parcialmente entrecruzados4.
La consejería y educación a los padres sobre el cuidado de la piel de sus niños con AD resultan esenciales para lograr buenos resultados en el manejo8, ya que son patologías que típicamente se asocian a grados variables de estrés y ansiedad tanto para el paciente como para su familia. En este sentido para estos pacientes se recomienda frecuentemente el uso extensivo de emolientes como parte de las rutinas de cuidado diaria de la piel. Además, se debe evitar el contacto con cualquier factor desencadenante que podrían exacerbar las manifestaciones patológicas dérmicas, como baños calientes frecuentes, exposición a clima frío, uso de detergentes fuertes y productos con fragancias adicionadas. Si bien el ajuste de los productos de cuidado de la piel está recomendado en pacientes con AD, aumentando las medidas emolientes4, cuando se observan rebrotes intensos de las lesiones en los niños, se ha demostrado que éstos pueden ser insuficiente para el manejo de los casos. Por este motivo se suele recomendar la administración tópica de corticoides en estas situaciones8.
En JOHNSON’S® estamos 100% comprometidos con la salud de los bebes y niños, es por esto por lo que desarrollamos fórmulas con más del 90% de ingredientes de origen natural* con 0% parabenos y sulfatos, ideales para complementar la recomendación a sus pacientes.
*Aplica para productos JOHNSON’S® seleccionados; de acuerdo con ISO16128, incluye el agua.
JOHNSON’S® recomienda el uso frecuente de rutinas adecuadas para el cuidado de la piel del recién nacido, por eso desarrolló la rutina de 2 pasos con Baño Líquido JOHNSON’S® de la Cabeza a los Pies y la Crema Líquida JOHNSON’S® Original
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Paso 1
Para limpiar el cuerpo, utilice una pequeña cantidad de Baño Líquido JOHNSON’S® de la cabeza a los pies, espárzalo con su mano en todas las zonas, para remover hasta el 99.9% de las bacterias**, además contiene glicerina que, junto con otros ingredientes de la fórmula, ayuda a hidratar y proteger la piel de la resequedad.
**Sin acción terapéutica. Estudio realizado con la bacteria Escherichia Coli, comúnmente encontrada en la piel y que puede causar enfermedades.
Paso 2
Es el momento de conectar con el bebé y estimular sus sentido del tacto, masajee la piel con movimiento suaves y aplique Crema Líquida JOHNSON’S® Original con glicerina y aceite de coco que humecta hasta por 24 horas, minimiza el riesgo de alergias y ayuda a fortalecer la barrera natural de su piel
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